lunes, 4 de junio de 2012

Enseñando con nuestro testimonio


Los líderes de hoy en día carecen de una cualidad sumamente importante para que las personas que tienen a su cargo hagan lo que ellos les ordenan, podrán tener la autoridad para dar órdenes pero aun asi dichas órdenes en su mayoría no son ejecutadas.

Empezando por el hogar, los padres ordenan a sus hijos que se laven las manos antes de comer o después de ir al baño, ésta además de una orden es una enseñanza que se hace efectiva cuando el que la recibió la obedece, sin embargo en su mayoría los que dan este tipo de ordenes no las cumplen ellos mismos, es decir, no se lavan las manos antes de cada comida o después de ir al baño, la orden seria más efectiva si lo enseña haciéndolo el mismo.

Otro ejemplo, en el trabajo el jefe da la orden de que todos los empleados deben llegar puntuales  a su lugar de trabajo, puede que algunos obedezcan pero otros no, simple y sencillamente por que el jefe también llega tarde.

En la iglesia, cualquiera que sea, si el pastor o sacerdote  le dice a su congregación que no peque y ellos si lo hacen de seguro esa enseñanza u orden jamás será ejecutada.

A mi parecer no hay mejor enseñanza que la que damos con nuestro testimonio, con nuestros actos si en verdad queremos ser verdaderos líderes y si realmente queremos que las personas que tenemos a nuestro cargo cumplan a cabalidad las órdenes recibidas.

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