Los líderes de hoy en día carecen
de una cualidad sumamente importante para que las personas que tienen a su
cargo hagan lo que ellos les ordenan, podrán tener la autoridad para dar órdenes
pero aun asi dichas órdenes en su mayoría no son ejecutadas.
Empezando por el hogar, los
padres ordenan a sus hijos que se laven las manos antes de comer o después de
ir al baño, ésta además de una orden es una enseñanza que se hace efectiva
cuando el que la recibió la obedece, sin embargo en su mayoría los que dan este
tipo de ordenes no las cumplen ellos mismos, es decir, no se lavan las manos
antes de cada comida o después de ir al baño, la orden seria más efectiva si lo
enseña haciéndolo el mismo.
Otro ejemplo, en el trabajo el
jefe da la orden de que todos los empleados deben llegar puntuales a su lugar de
trabajo, puede que algunos obedezcan pero otros no, simple y sencillamente por
que el jefe también llega tarde.
En la iglesia, cualquiera que
sea, si el pastor o sacerdote le dice a
su congregación que no peque y ellos si lo hacen de seguro esa enseñanza u
orden jamás será ejecutada.
A mi parecer no hay mejor enseñanza que la que
damos con nuestro testimonio, con nuestros actos si en verdad queremos ser verdaderos
líderes y si realmente queremos que las personas que tenemos a nuestro cargo
cumplan a cabalidad las órdenes recibidas.